Me entristece mucho pensar que las viejas costumbres están prácticamente olvidadas. Tengo demasiadas quejas acerca de la sociedad actual, pero hoy el tema que voy a tocar es bastante delicado y preocupante; las mujeres que descuidan su peso después de casarse.
Muchas mujeres se quejan de que sus esposos les sean infieles con mujeres más delgadas, los hombres son buenos por naturaleza y tienen a cuidar de su delicada esposa por inercia, pero que pasa cuando esta delicada esposa se convierte en un tanque de grasa? os voy a dar unos tips para no convertiros en eso que tanto odian los hombres (y con razón)
- Como toda esposa Católica, debes tener preparada la mesa cuando el llegue de trabajar; una mesa llena de manjares hiper-caloricos que jamás probarás. Tú cómete un pepino o una naranja si tienes demasiada hambre mientras cocinas, luego, cuando llegue el amado de trabajar, siéntate a cenar con él (perfectamente maquillada y vestida), pregúntale que tal le fue en la fabrica, en la oficina o en el bar con sus amigos, da igual, cualquier cosa es más importante que lo que tu tengas que decir, Sobra decir que tu no podrás cenar mas de dos cucharaditas de arroz y 5 gramos de pavo (por ejemplo), pero no creáis que soy demasiado estricta porque todavía tengo más trucos bajo la manga: si todavía sigues hambrienta, simplemente debes mirarle comer para sentirte satisfecha, ya que el hecho de verle comer algo que tu con tu pobre talento le has preparado, debe llenarte física y espiritualmente, ten en cuenta que él es un ser exquisitamente superior a ti, con su barriga cervecera tan perfecta y sus eructos de machote.
- Ponte a limpiar la casa de arriba abajo por décima quinta vez en el día, luego lava su ropa a mano, que el trabajo duro edifica y te ayuda a mantenerte en forma, levanta los sofás para tonificar las piernas y limpia muy bien bajo ellos.. no le pidas ayuda a tu esposo, el ya ha trabajado suficiente por hoy.